Rhapsody in Blue

La obra de este compositor que inspiró los dibujos esRhapsody in Blue, un episodio ambientado en la Nueva York de los años 30, una de las épocas más esplendorosas del jazz. Gershwin supo integrar habilidosamente algunos elementos de este género musical (trinos y glissandi del clarinete, trompeta con sordina, swing, ritmos sincopados, notas de blues, etc.) en la música clásica, transcribiendo para orquesta sinfónica una pieza que inicialmente había sido pensada para dos pianos y luego arreglada para piano y big band.
El mismo título nos sugiere esa fusión entre los dos mundos musicales, hasta el momento bien separados: la rapsodia es una composición típica del romanticismo en la que el flujo de la música, y de las emociones que la estética de la época ligaba a ella, brotaba de manera libre y continua; por otro lado, blue (literalmente azul), termino empleado para definir, además del color, la tristeza o la nostalgia, en este contexto se refiere claramente al blues, género musical nacido de los cantos de trabajo y espirituales de los afroamericanos, en los tiempos de su esclavitud, y forma musical del jazz y, posteriormente, del rock ‘n’ roll.
Con los dibujos realizados bajo la supervisión de Al Hirschfeld, este fragmento del largometraje de Disney nos muestra un día cualquiera en Manhattan y los sueños de algunos de sus habitantes.
Saint-Saëns en los dibujos animados

La primera de estas dos composiciones, tal como anuncia su título, tiene un programa zoológico: se trata de una suite de catorce movimientos dedicados a otros tantos “animales”: las comillas son porque, entre leones, tortugas, canguros, burros y otros bichos, Saint-Saëns incluyó fósiles e incluso ¡pianistas!, estos últimos representados como cuadriculados ejecutantes de ejercicios técnicos repetitivos y aburridos. Desde luego era una broma jocosa e irónica que de ninguna manera tiene que sentarle mal a los intérpretes de este precioso instrumento.
El compositor no relacionó con ningún animal el último de estos 14 fragmentos, cuyo título es “casualmente” Finale. Sin embargo, sí lo hizo la factoría Disney cuando lo incluyó en la película Fantasía 2000 para acompañar a unos flamencos jugando con un yoyó.
Buscando en YouTube he encontrado otro dibujo animado realizado sobre la otra obra de Saint-Saëns citada anteriormente: la Danza macabra. En realidad, más que de un dibujo se trata de un stop motion hecho con plastilina (técnica consistente en moldear este material tomando fotogramas tras cada pequeña modificación para aparentar el movimiento). La autora, irlandesa, se llama Sheila Graber.
Las imágenes cuentan una historia que se aleja un poquito del programa original de estepoema sinfónico, que es el siguiente: en un cementerio, a las doce de la noche, la muerte despierta a los difuntos al son de su violín y les hace danzar frenéticamente hasta que, al llegar la luz del día, éstos vuelven aprisa a sus tumbas.
La Danza de las Horas

El catálogo de Ponchielli incluye ballets, cantatas, música coral y sobre todo numerosas óperas, el género que le procuró su gran éxito, en la Italia de su época sólo inferior al deGiuseppe Verdi. Sin embargo, para la mayoría de la gente, el nombre de Ponchielli está ligado a una sola ópera, La Gioconda, que compuso sobre un libreto de Arrigo Boito, el libretista de las óperas más exitosas de Verdi; más aún: a un número de esa ópera: La Danza de las Horas, con un tema principal muy pegadizo que seguramente ha contribuido de manera notable a su popularidad.
Otro gran impulso a la fama de ese fragmento fue su inclusión en la película de animaciónFantasía (1940) producida por Walt Disney. Sin hacerle mucho caso a las ideas del libretista -que imaginaba doce bailarinas danzando en círculo (simulando las horas en el reloj) y dos bailarines en el centro (las manecillas)- en ese filme tenemos como protagonista de ese episodio a avestruces, hipopótamos, elefantes y cocodrilos. Los reptiles son los únicos que no calzan zapatillas de ballet, aunque en cambio llevan unas elegantes capas. Por su parte, los paquidermos flotan en el aire con gran ligereza, exhibiendo, en el caso de los hipopótamos, unos delicados tutús.
Los Picapiedra
Los Picapiedra (en su país de origen The Flintstones) viven en un extraño mundo prehistórico cuyos habitantes tienen los hábitos y los problemas típicos de las familias americanas desde hace 50 años, los que han pasado desde el estreno de la serie de animación de la que son protagonistas.
La música de la secuencia de apertura, muy pegadiza, ha convocado delante de la tele a varias generaciones de niños; por eso los que ya no somos tan niños la conocemos tan bien como la infancia del siglo XXI.
Lo que muy pocos conocen (y tengo que confesar que yo mismo sólo lo conozco desde ayer) es el nombre del compositor de esa melodía tan alegre y simpática: se llamaba Hoyt Curtiny pasado mañana hará exactamente 88 años que nació en California, donde murió a finales del año 2000.
Pocos días antes del comienzo de un nuevo curso escolar, añadimos al repertorio a repasar o a estudiar, según los casos, esta nueva pieza para flauta dulce, dedicada especialmente a mis nuevos alumnos y alumnas de 1º de ESO: ¡bienvenidos al Instituto!
Al no tener notas alteradas, esta melodía no debería resultar especialmente complicada de tocar. Tan sólo una recomendación: la emisión de las notas graves (do y re, sobre todo) es más simple si usamos el truco que consiste en soplar aire caliente.
Si, por otro lado, lo que se nos resiste es la velocidad y preferimos estudiarla más despacio, haremos clic en el botón que está justo debajo de la partitura, en el lado derecho, donde está escrito noteflight: se abrirá una ventana con la partitura más grande y varios comandos, incluyendo el que permite variar el tempo, que está abajo a la izquierda.